Genero: AU
Pareja: TomxGeorg (Torg)
Clasificación: M (+16)
Disclaimer: Todos los personajes públicamente reconocibles son propiedad de sus respectivos dueños, todo lo demás es propiedad del autor.
Notas del autor: Este pequeño fic es para worldbehindmywallth (Vania).
Resumen: Tom se siente atraído por Georg. Lo sabe, pero se niega a demostrarlo hasta que el castaño es quien da el primer paso.
El rehuirlo; escapar de su presencia y evitarlo a toda costa se había vuelto rutinario. No quería reconocer la atracción que sentía hacia una persona de su mismo sexo, de ojos verdes y cabellera larga y castaña.
Disclaimer: Todos los personajes públicamente reconocibles son propiedad de sus respectivos dueños, todo lo demás es propiedad del autor.
Notas del autor: Este pequeño fic es para worldbehindmywallth (Vania).
Resumen: Tom se siente atraído por Georg. Lo sabe, pero se niega a demostrarlo hasta que el castaño es quien da el primer paso.
El rehuirlo; escapar de su presencia y evitarlo a toda costa se había vuelto rutinario. No quería reconocer la atracción que sentía hacia una persona de su mismo sexo, de ojos verdes y cabellera larga y castaña.
Georg y su musculatura, su sonrisa ladeada que lo
hipnotizaba, su carisma y bromas que lo hacían sonreír sin mucho esfuerzo, y sin que
los chistes sean realmente graciosos.
Aquella noche se había negado
salir a divertirse, alegando el tener tareas acumuladas y exámenes que deseaba
aprobar. Escusas, mentiras claras, de las cuales se había reído Bill, su
gemelo, tildándolo de mentiroso.
—Estaré con Gus y Andreas en el pub
de siempre, si quieres puedes ir cuando termines esas tareas tan importantes
—dijo haciendo énfasis en la última palabra, antes de salir de la habitación de
su gemelo.
Tom suspiró, recostándose de
espaldas sobre el colchón.
Georg era como su tortura
personal. El día en el que lo conoció fue gracias a su hermano, quien lo
presentó como el nuevo bajista de la banda de la que él también formaba parte.
El saludo que quiso decir salió entre balbuceos y sus mejillas tiñéndose de
carmín por la vergüenza.
Era su más grande crush, su amor
platónico. Culpaba a sus malditas
hormonas, a sus cambios de adolescente, a sus jodidos diecisiete años que le
pedían experiencias. Y a pesar de que lo veía muy de niña el sentirse atraído y
con miedo a decírselo, se reusaba a encarárselo a Georg y hacerlo responsable
de sus “sentimientos”.
Adormecido, escuchó el golpeteo
de su puerta, para luego ver a su madre ingresar con una sonrisa. Un olor a
perfume dulce golpeó sus fosas nasales, haciéndole contraer el gesto.
— ¿Tom, saldrás? —negó con la
cabeza repetidas veces, consiguiendo que su madre frunciera el ceño extrañada—.
¿Enfermaste?
—Dios, ¿acaso no puedo quedarme
un fin de semana en casa? —dijo medio en broma, medio malhumorado—. Bill y tú deberían
dejar de dudar de mí cuando quiero centrarme en los estudios.
—Oh, deja el drama —hizo un gesto
con la mano, restándole importancia al asunto—. Iré a cenar con Gordon, así que
tendrás que ir a traer a Bill. No quiero que ande por ahí alcoholizado.
Acercándose hacia su hijo,
Simone, se despidió con un beso en la mejilla, dejándole rastros de lápiz
labial, que limpió una vez vio a su madre salir de su pieza tarareando alguna
melodía desconocida para sus oídos.
Pensó en dejar que su gemelo
regresara solo a casa, hecho una cuba y a su suerte. Pero el soportar a su madre y sus reclamos era lo último que
deseaba.
Así que entre gruñidos malhumorados
y palabras soeces se vistió lento, escogiendo ropa del montón que juntaba sobre
una silla cerca a su escritorio.
Tomó las llaves de su coche,
dirigiéndose a la puerta de entrada. No beberá, no tiene los ánimos, tal vez se
dedique a fumar mientras espera a que Bill termine de festejar su fin de semana
hablando incoherencias y arrastrando las palabras como hace cada que esta
borracho.
~
El pub está atestado de gente, la
música es mala y el ambiente esta caldeado con un aroma a cigarrillos, sudor y
diversión.
Ha tratado de localizar a Bill
por el móvil, sin obtener respuesta.
Camina entre la gente haciéndose
espacio y busca en cada mesa que ve,
pero no ve ni a sus amigos ni a su gemelo hasta que es halado por el brazo. Se ve
arrastrado por un desconocido, que entre las luces multicolores y cortantes no
diferencia el rostro hasta llegar a una esquina semi oscura donde se escuchan
risas escandalosas.
—Eh, que puedo caminar solo —dice
ni bien se detiene y logra ver a Bill riendo viendo a Andy, quien trata de
limpiar sus pantalones de algún líquido que supone debe ser cerveza.
—Lo siento. Te vi medio atolondro
así que opte por traerte —la voz ronca y trabada se le hizo conocida. Sus
nervios se crispan y no gira a verlo, solo rechina los dientes—. Pensé que no vendrías.
—Voy al baño —anuncia, pero nadie
hace caso a sus palabras. Se encoje de hombros, resignado a caminar otra vez
entre gente bailando y circulando.
Sin delicadeza, abre la puerta
del baño y se dirige al lavabo. No pensó
encontrarse a Georg, a su delirio
personal, su punto débil por entre esos días.
Por un momento recordó los
ensayos de la banda en donde no le dirigía la mirada por más de un minuto a
Georg, donde sus conversaciones no variaban de cambios y perfeccionamientos en alguna canción y si
el ojiverde trataba de hablar más allá
que solo de música sus respuestas eran monosílabos y oraciones
inentendibles.
No era inseguro, distaba de
serlo, pero solo tenerlo cerca sus rodillas flaqueaban, su mejillas se
sonrojaban y su pulso aumentaba.
Abrió el grifo, humedeciendo sus
manos y su rostro. Planteó seriamente el dejar a su hermano, tal vez a cargo de
Gustav, no lo sabía.
Un sonoro portazo se escuchó y
Tom giró el rostro encontrándose con Georg entrando al baño, arrastrando los
pies y una sonrisa esbozada. Se le acerca acorralando a Tom entre el lavabo y su cuerpo,
con sus brazos. Suspira y siente el aliento a alcohol entre mezclado con
cigarrillos.
— ¿Qué... qué ha-haces?
—Lo que he querido hacer desde
hace mucho —con la lengua trabada y la voz ronca le ha susurrado en el oído—:
follarte... —unos labios cálidos se amoldan a su boca, moviéndose lento y
Tom corresponde al beso.
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